Tomaste una decisión inteligente y proactiva al invertir tu tiempo y recursos en tu educación. Solo debes tomar un paso más para asegurar que puedas mantener el rumbo hacia el futuro que visualizas para ti: comprométete a invertir.

Cuando comienza a invertir mientras es joven, se da una ventaja para construir su riqueza para toda la vida.

Este es un ejemplo de The College Investor que explica este punto: Si empiezas a invertir tan solo $3,600 por año ($300 por mes) cuando tengas 22 años, suponiendo que la tasa anual promedio sea de 8 %, tendrás $1 millón al cumplir los 62. Sin embargo, si esperas hasta que tengas 32 años, tendrás que ahorrar $8,200 por año ($683 por mes) para lograr la misma meta.[1]

Ese es un argumento sólido para que comiences a invertir tan pronto como puedas. Pero, ¿dónde empiezo?

Una de las maneras más comunes en que las personas empiezan a invertir es a través de un plan 401(k), el cual los empleadores a menudo ofrecen a sus empleados como una manera de ahorrar e invertir para su jubilación con aplazamiento de impuestos. Si tu empleador te ofrece este beneficio, puedes especificar el porcentaje de tus ingresos que te gustaría se dedujeran de cada cheque y tu empleador (como patrocinador del plan) descontará dicha aportación automáticamente y la depositará a tu plan 401(k). Después tendrás la oportunidad de decidir cómo es que quieres que tu dinero sea invertido entre una gama de opciones que tu empleador te explicará.[2]

Nota: El IRS impone los límites anuales sobre el monto que las personas pueden aportar a su plan 401(k). En 2018, el límite para las personas de 50 años o menos es de $18,500.[3]

Los planes 401(k) suelen ser atractivos para las personas por diferentes motivos:

  1. Te ayudan a apegarte al principio financiero establecido de “pagarse a sí mismo primero,” lo cual garantiza que ahorrarás al destinar dinero de tu cheque a tu plan de jubilación incluso antes de contar con dicho dinero.
  2. Las aportaciones 401(k) se calculan con cantidades “antes de la deducción de impuestos”. En otras palabras, tu empleador no declara las cantidades destinadas para tu plan 401(k) como ingresos sujetos a gravamen; es decir, no pagas impuestos sobre la renta por tus ingresos sino hasta que comiences a realizar retiros.[4]
  3. En ocasiones, los empleadores ofrecen una aportación, lo que implica la posibilidad de que contribuyan también con una cantidad para tu plan 401(k). Dependiendo de los lineamientos del plan específico de tu empleador, es posible que ofrezcan igualar tus aportaciones hasta un porcentaje específico (algunos realizan aportaciones de dólar por dólar, otros realizan aportaciones de 50 centavos por dólar hasta un porcentaje especificado, por ejemplo, del 6 % sobre tu salario). Es importante entender los detalles referentes al plan de tu empleador para que puedas elegir un porcentaje de aportación que te permita sacar el máximo provecho de dicho dinero gratuito.[5]

Cuando acudas a entrevistas de trabajo, pregunta a los empleadores potenciales si su compañía ofrece un plan 401(k) y, de ser así, pregunta si el empleador ofrece una aportación equivalente. Es un beneficio importante que debes tener en cuenta al establecerte con una compañía.

Si el empleador para quien decidiste trabajar no ofrece un plan 401(k), conversa con un asesor financiero sobre cómo puedes establecer tu propia cuenta de ahorros para la jubilación.

Una vez que empieces te sorprenderá cuán fácil es ahorrar, invertir y formar tu patrimonio para el futuro.

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