En la era digital actual, las historias de terror sobre el robo de identidad son comunes, ya que los estafadores están robando la información personal de los demás a un ritmo sin precedentes para utilizarla para su propia ganancia financiera. Aproximadamente 49 millones de estadounidenses fueron víctimas del fraude de identidad en el 2020, lo que tuvo un costo combinado de $56 mil millones para estos consumidores, según lo indica el Estudio de Fraude de Identidad 2021 realizado por Javelin Strategy & Research. Una parte de esta actividad delictiva ocurrió en forma de filtraciones de datos, pero la mayoría de las deudas, es decir, $43 mil millones, fueron el resultado de estafas de robo de identidad que involucraron a las víctimas directamente, a través de correos electrónicos de suplantación de identidad, mensajes de texto o llamadas.[1]

Un estafador puede que necesite solo unos cuantos detalles personales clave para acceder a tus cuentas bancarias, tarjetas de crédito, historial crediticio, y más, lo que te pone en riesgo de sufrir algunos problemas financieros desagradables, por ejemplo, el robo de tus fondos, la acumulación de deudas o la apertura de nuevas líneas de crédito a tu nombre.

Desafortunadamente, los estafadores con frecuencia ven a los estudiantes universitarios como objetivos fáciles para el robo de identidad. Dan por hecho que los adultos más jóvenes no tienen conocimiento de estos delitos. Puedes demostrar que se equivocan y, lo que es más importante, puedes proteger tu identidad al saber a qué debes prestar atención y qué debes hacer.

Estos son algunos consejos para ayudarte a empezar:

No compartas mucha información. Las redes sociales pueden facilitar que un estafador averigüe detalles personales sobre ti. Ten cuidado con la información que compartes en estos sitios, porque nunca sabes quién podría ver tus publicaciones. Tu cumpleaños, dirección, escuelas a las que asististe anteriormente e incluso los nombres de tus mascotas se podrían utilizar para acceder a tus contraseñas y cuentas si has utilizado dichos elementos como respuestas a las preguntas de seguridad o de recuperación de contraseñas.

Con respecto a compartir mucha información, debes proteger especialmente tu número de seguro social. Hay muy pocos casos en los que es necesario proporcionarlo (posiblemente cuando presentes una solicitud de ayuda financiera o cuando te postules para un empleo). Asegúrate de que la persona o entidad que esté solicitando tu número de seguro social tenga buena reputación. Pregunta por qué lo necesitan y qué harán para mantener la seguridad de tu número. Nunca lleves tu tarjeta del seguro social contigo. Consérvala, junto con los demás documentos que contengan tu información personal, en una caja fuerte u otra ubicación segura.

Mantén tus dispositivos seguros. Piensa en lo que podría pasar si alguien roba tu computadora portátil o tu teléfono. ¿Podría el ladrón acceder a cualquier información privada? Aprovecha al máximo tus configuraciones de seguridad y ten cuidado con lo que almacenas en tu disco duro. Los datos guardados de inicio de sesión y los datos personales de fácil acceso hacen que sea fácil para la persona que robó tu dispositivo tomar el control de tu identidad.

Cambia tus contraseñas con frecuencia. Puedes verte tentado a utilizar las mismas contraseñas en todas tus cuentas para que te sea fácil recordarlas, ¡pero no lo hagas! Debes utilizar una contraseña segura para cada cuenta. La mayoría de los sitios tienen sus propios requerimientos con respecto a lo que comprende una contraseña segura. Por lo general, la contraseña debe ser única, tener aproximadamente 10 caracteres y no debe ser fácil de adivinar. Anota tus contraseñas en papel y guárdalas en una ubicación segura y no en tu computadora u otros dispositivos.

Debes saber a qué prestar atención. Probablemente ya sabes que nunca debes hacer clic en un enlace que un extraño te ha enviado por correo electrónico, pero las estafas de suplantación de identidad se presentan en todas las formas y tamaños. Por ejemplo, es posible que se utilicen publicaciones falsas de becas y préstamos para abordar a estudiantes universitarios. Antes de compartir tu información personal en una solicitud, asegúrate que la institución sea reconocida. Observa con detenimiento para identificar cualquier cosa que sea sospechosa: Si una solicitud de beca te pide que pagues un cargo por solicitud o que proporciones la información de tu cuenta bancaria, probablemente se trata de una solicitud ilegítima.

Verifica tu red. Las redes informáticas no aseguradas hacen que sea fácil para los demás hackear tu información personal. Dado que no siempre se cuenta con conexiones de red seguras en las bibliotecas, centros estudiantiles u otros lugares públicos, debes elegir configuraciones de seguridad que protejan tu privacidad, y debes ser selectivo con respecto a los envíos y descargas que realices en estas ubicaciones.

Monitorea tus cuentas. Revisa tus cuentas financieras con frecuencia. Monitorear tus estados de cuenta bancarios, facturas de tarjetas de crédito y puntaje de crédito te puede ayudar a identificar actividades sospechosas y resolverlas rápidamente. Considera registrarte para la autenticación de dos factores, lo que hace que sea más difícil para los estafadores obtener acceso, así como para recibir alertas de tu actividad. Siempre debes cerrar sesión en la banca en línea y demás sitios seguros antes de salir.

Si alguna vez observas actividades cuestionables en tu cuenta, como intentos de inicio de sesión en dispositivos desconocidos o compras que no realizaste, repórtalas a la institución relacionada de inmediato. Dicha institución te indicará los pasos a seguir, como la congelación de la cuenta o el envío de una tarjeta nueva, para ayudar a proteger tu identidad.

Tritura los documentos financieros. Cuando recibas ofertas de tarjetas de crédito por correo, no puedes simplemente tirar las ofertas que no te interesen, ya que algunas pueden incluir información personal que no quieres que sea revelada. Antes de tirar dichas ofertas, tritura o elimina la información impresa en dichas ofertas al igual que en los estados de cuenta bancarios o en los estados de tus tarjetas de crédito que recibas por correo.