En unos cuantos años o meses tu hijo será un adulto que tomará decisiones sobre cómo ganar, presupuestar, ahorrar y gastar su dinero. Aunque los niños se benefician enormemente al aprender sobre la administración financiera responsable en una edad temprana, solo el 20 por ciento de los adolescentes estadounidenses tienen una cuenta bancaria propia. ¿Es tu hijo uno de ellos?

Ya sea que apenas hayas tomado la decisión de empezar a enseñar a tu hijo que estudia la secundaria o el bachillerato a tomar decisiones financieras inteligentes o que estés buscando nuevas ideas para continuar con las lecciones que ya habías comenzado, te presentamos seis sugerencias para que tu hijo se convierta en un adulto financieramente responsable.

1. Dale un buen ejemplo.

Es posible que las finanzas sean un tema sensible en muchas casas, y los niños siempre están poniendo atención. Quienes ven a sus padres hablar con calma sobre el dinero y realizar compras de forma estratégica en lugar de compras impulsivas pueden llegar a considerar que el dinero es una herramienta para alcanzar sus metas financieras a largo plazo. Si se dan cuenta de que pagas tus facturas a tiempo o que elaboras de manera proactiva tu planificación sobre la forma en que pagarás unas vacaciones de verano, será mucho más probable que ellos adopten los mismos hábitos.

2. Haz que los (pre)adolescentes lleven un control de sus ingresos y sus gastos.

Quizás tu hijo de 12 años reciba una mesada semanal o tu adolescente tenga un empleo de medio tiempo. De cualquier manera, ganar $20 pero querer gastar $50 en un videojuego nuevo es algo revelador. Esto te da la oportunidad para hablar sobre otros conceptos que no sean el dinero en efectivo. Por ejemplo, ¿pueden obtener un préstamo con mamá o papá para compensar la diferencia y reembolsarlo con interés? ¿Pueden hacer trabajos extra para ganar lo que falta? ¿Deberían simplemente esperar hasta ahorrar lo suficiente, momento en el cual podrían decidir si quieren gastar (o seguir ahorrando) el dinero para otra cosa? La respuesta “correcta” variará dependiendo de la familia, y ello está bien. Se trata de aprender a pensar detenidamente en las opciones. 

3. Introduzca el concepto de ahorros a largo plazo para artículos costosos.

Vincularlo a un propósito específico sería bueno, ya que los niños no tienen reparos en aceptar ahorrar más si han definido una meta. ¿Recuerdas cuando podían usar el dinero de su alcancía para comprar un juguete nuevo? Quizás ahora sus deseos estén cambiando hacia la compra de su primer automóvil, o bien, ahorrar para la universidad. Ayúdales a entender los costos totales de un artículo, por ejemplo, poner gasolina a dicho automóvil o pagar por alojamiento y alimentos además de la matrícula. Juntos pueden buscar opciones, como cuentas de ahorros, certificados de depósito, cuentas de inversión y más. Incluso podrías ofrecer igualar sus contribuciones de una manera muy similar a la que un empleador podría equiparar tus contribuciones al plan 401(k). Inclusive si planeas ayudar a tu hijo con compras más grandes, darles la oportunidad de aportar sus propios fondos puede consolidar sus habilidades de planificación financiera y proporcionarles una mayor confianza en el futuro.

4. Hable sobre el crédito.

Pregúntales como se sentirían si le prestaran $20 a un amigo y ese amigo nunca se los pagara. La mayoría dirían que no le prestarían dinero otra vez a ese amigo. Compara eso con la importancia de reembolsar los préstamos a tiempo cuando sean adultos, y el impacto que ello representa sobre el monto que pagas por un artículo. He aquí un ejemplo que puede tener eco en este grupo de edad. Digamos que compran $500 en ropa nueva para la escuela al utilizar una tarjeta de crédito con una tasa de interés del 14.5 por ciento. Si pagan $25 al mes sobre la deuda, se tardarían 24 meses (el tiempo que les lleva terminar dos grados escolares) en reembolsar esos $500. Con el interés, habrán pagado alrededor de $575 por la ropa. ¿Valió la pena?

5. No olvide mencionar los puntajes de crédito.

Lleva la conversación sobre el crédito un paso más allá y recurre a los sentimientos que tu (pre)adolescente tiene con respecto a su reputación. Explícale que un puntaje de crédito es en realidad una forma de medir tu reputación financiera. Regresa al ejemplo anterior y digamos que dejan de hacer pagos por la deuda de $500 en la tarjeta de crédito. Después de un tiempo, ello tendrá un impacto negativo sobre su puntaje de crédito, el cual podrán ver sus posibles prestamistas, propietarios y hasta los empleadores futuros. De manera alternativa, si liquidan la deuda en su totalidad sin dejar de hacer ningún pago, ello tiene un impacto positivo en su puntaje de crédito.

6. Resuélvanlo juntos.

Te dejaremos algo de tarea. Tu y tu hijo(a) pueden hacerla toda al mismo tiempo o desglosarla en secciones más pequeñas. Utiliza esta actividad para hablar sobre gastos, elaboración de presupuestos, ahorros y crédito con ejemplos que apliquen a las circunstancias, deseos y necesidades propias de tu hijo.

Este ejercicio puede ser el primer paso para trabajar en la independencia financiera de tu hijo.»