Rick Butler, gerente regional de las sucursales de PNC en el centro de la ciudad de Pittsburgh, trabaja para PNC desde 1997. Ha desempeñado muchos cargos diferentes en el banco y ha visto crecer a PNC, tanto en tamaño como organización que encarna e integra la diversidad y la inclusión.

A través de los años, Rick ha sido reconocido por su liderazgo y compromiso con el desarrollo de equipos de gran desempeño, lo que incluye recibir el más alto honor de PNC: el Premio al desempeño. También ha desempeñado un papel muy activo en el Consejo de Diversidad e inclusión de PNC, ayudando a crear un lugar de trabajo que acoge y valora a sus empleados.

El compromiso de Rick con la diversidad y la inclusión le viene dado por su trayectoria como miembro de las comunidades afroamericana y de LGBTQ+. Sigue leyendo para que conozcas su historia.


 

Mi trayecto

Al crecer tuve que enfrentar muchos desafíos. Mi familia era extremadamente pobre y mis padres tuvieron que enfrentarse a la adicción y las enfermedades mentales. Nos mudábamos de un apartamento a otro, lo que hizo difícil hacer y conservar amigos. Como hijo único con frecuencia yo era mi único amigo.

Y encima de todos esos desafíos, ser gay era realmente duro. Nunca tuve la sensación de pertenencia y fue incómodo tratar de esconderlo con la intención de no ser señalado por mis compañeros. En la escuela intermedia, comprendí que aún podía tener amigos si no me declaraba como gay. Durante la escuela secundaria, me desligué completamente de ser gay y lo mantuve muy reprimido en mi interior. Desempeñé el papel que pensaba que los demás esperaban de mí. Si me mirabas desde afuera, yo era el muchacho negro promedio heterosexual.

Declararme como gay fue algo que pensé que jamás haría. Pensé que viviría mi vida detrás de esta fachada de ser heterosexual porque me funcionaba, pero no era feliz.

En mis 20, mi mundo cambió cuando conocí a alguien. Él y su familia nos aceptaron sinceramente a mí y a mi hijo biológico. Cuando mi hijo cumplió los dos años, toda la familia vino a su fiesta de cumpleaños. Ese apoyo me cambió. Esa fue la primera vez que comprendí que quizás podría ser yo mismo y sentirme cómodo en una relación gay.

Declararse gay es algo verdaderamente complicado de hacer, ya que sientes preocupación por muchas personas diferentes durante el proceso. Con frecuencia colocas primero a esas personas, que son de gran importancia en tu vida, y a ti mismo en segundo lugar. Ese momento en que recibí aceptación fue cuando pude aceptarme por completo.

Tenía 26 años cuando me declaré gay ante mi familia y mis amigos. Lamentablemente, no todos fueron capaces de seguir considerándome como la persona que conocían y amaban.

Traer al trabajo mi “yo completo”

Al principio de mi carrera trabajaba en el Centro de atención al cliente de PNC, entrenando en los teléfonos. Todo el mundo hablaba sobre sus planes para el fin de semana. Sabía que me preguntarían lo que haría. Para entonces, no me sentía lo suficientemente cómodo pare revelar la nueva relación que comenzaba a desarrollarse con mi pareja, Danny. En su lugar, le dije a todos que estaría con mi novia “Dani”.

Con el paso del tiempo y el progreso en mi carrera, había grupos de personas en el trabajo que sabían de mi relación con Danny. Lentamente, comencé a bajar las defensas.

Nuestro equipo pasaba mucho tiempo fuera de la oficina. Planeábamos “happy hours” y participábamos en eventos de la comunidad. Con el tiempo Danny vino a todas las actividades. Todo aquel que me conocía también conocía a Danny. Él era casi un miembro de nuestro equipo.

Sentí mucho apoyo por ser abiertamente gay, pero no fue hasta el 2017 que dije las palabras: “soy gay”, frente a una audiencia pública en PNC.

Durante un evento de diversidad e inclusión, moderé una discusión sobre prejuicios inconscientes. Aunque la mayoría de los líderes presentes sabían que yo era gay, fue la primera vez que algo me impulsó a ser completamente sincero y honesto a decir esas palabras en voz alta.

Después del hecho, recuerdo que me avergoncé de sentirme tan orgulloso de mí mismo, porque era algo que estaba pendiente desde hacía mucho tiempo. Tengo la convicción de que al ser sinceros y tener la voluntad de compartir nuestras experiencias, encontramos las vías comunes que nos unen a todos.

Ello también puede crear un efecto dominó. Después de escuchar mi historia, uno de los miembros de mi equipo me dijo que ella se sentía obligada a compartir los desafíos que enfrentaba al criar a un niño con necesidades especiales. Eso era algo que ella nunca antes se sintió cómoda como para compartirlo con su equipo. El mejor equipo es como una familia: ellos te aceptan por ser quién eres.

Consejos para mi yo más joven

PNC es una cultura que es segura. Es una cultura que es introspectiva. Es una cultura que trata siempre ser mejor desde una perspectiva de diversidad e inclusión. A través de toda mi carrera, PNC me permitió utilizar todo el conjunto de habilidades y talentos que poseo en un entorno en el que no tengo que adivinar quién soy. Eso es inmenso.

Desde que era un niño, un adolescente y hasta un joven adulto tuve esa batalla. Con frecuencia fui deshonesto sobre quién yo era porque sentía que tenía que ocultarlo. Ahora tengo 47 años. Si tuviera que darle un consejo a mi yo más joven, sería que está bien no ser valiente hasta que sea el momento de ser valiente. Está bien recorrer todo ese trayecto. Cuando llegue el momento de ser valiente lo serás.

Cuando miro al pasado y a mi experiencia al declararme gay, espero haber sido valiente no solo por mí, sino por muchos otros que avanzan por caminos similares.