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La introducción de la inteligencia artificial (IA), el aprendizaje automático, la robótica y otras herramientas cognitivas en el lugar de trabajo da paso a una nueva era de automatización industrial. Promete mayores eficiencias, reducción de costos, mayores márgenes de ganancia y otros beneficios tangibles a las compañías que invierten en estas tecnologías.

En 2016, las compañías invirtieron entre $26 mil millones y $39 mil millones en el desarrollo de la IA para los avances en robótica, vehículos autónomos, visión computarizada, lenguaje, agentes virtuales y aprendizaje automático.[1] McKinsey Global Institute estima que la automatización y la IA podrían aumentar la productividad global entre un 0.8 % y un 1.4 % anual hasta el año 2065.[2]

La mayor parte de la inversión inicial en IA la realizan grandes compañías de tecnología, como Amazon, Google y Facebook, que han invertido mucho en la digitalización. Los Estados Unidos, China, Corea del Sur y el Reino Unido lideran el desarrollo de la IA y han creado planes estratégicos nacionales con aspectos sustanciales de IA.[3]

Un estudio reciente realizado por McKinsey Global Institute encontró que los usuarios pioneros de la IA tienden a tener modelos de negocio digitales, implementan la IA en sus grupos de tecnología y en sus negocios principales, y ven la IA como una manera de aumentar los ingresos, así como de reducir los costos.[4]

El desarrollo de la IA se está acelerando, debido en gran parte a las cantidades masivas de datos que se están generando por una serie de dispositivos en red. 

La IA está dando lugar a cambios rápidos

El desarrollo de la IA se está acelerando, debido en gran parte a las cantidades masivas de datos que se están generando por una serie de dispositivos en red. La IA también se está beneficiando de los avances en potencia de cálculo, aprendizaje automático, nuevos algoritmos y modelos sofisticados de IA.

Los sectores industriales que lideran la investigación y adopción de la IA incluyen servicios financieros, tecnología y telecomunicaciones, transporte y logística, montaje de automóviles y energía y servicios públicos.[5] Estos sectores ven un gran valor para la IA en la investigación y el desarrollo, la optimización de la producción, la mejora del mantenimiento, las ventas y el marketing dirigidos y la mejora de las experiencias de los clientes.

Los procesos de trabajo que tienen más probabilidades de ser automatizados son las actividades estructuradas, predecibles y físicas. McKinsey señala que estos procesos de trabajo representan el 51 % de la actividad económica y $2.7 billones en salarios.[6] El reto para las compañías, industrias y gobierno es encontrar una manera de hacer la transición de las actuales prácticas de fabricación y de negocios a una “fuerza de trabajo aumentada” donde los empleados, los robots y la IA se combinen de manera efectiva en el lugar de trabajo.[7]

Trabajos tradicionales en transición

El creciente uso de la IA, la robótica y la automatización cambiará la mayoría de las industrias drásticamente a medida que se revisan, reinventan y, en muchos casos, eliminan los trabajos tradicionales. Algunos expertos están haciendo sonar la alarma sobre el impacto negativo en los puestos de trabajo de la clase media, ya que estas tecnologías reemplazarán a muchos trabajadores y harán que sus habilidades sean obsoletas.

Los trabajadores tendrán que ajustar y adaptar sus habilidades para seguir siendo competitivos y empleables en esta nueva revolución industrial.

Sin embargo, se espera que la IA y las tecnologías relacionadas impulsen la productividad y creen nuevos tipos de empleos. Los trabajadores tendrán que ajustar y adaptar sus habilidades para seguir siendo competitivos y empleables en esta nueva revolución industrial.

Las habilidades humanas esenciales de las que carecen las máquinas ganarán mayor valor. Estas habilidades incluyen el pensamiento crítico, la comunicación, la empatía, el servicio personal, la persuasión, la resolución de problemas y la toma de decisiones estratégicas.[8] La IA y la automatización permitirán a los trabajadores centrarse más en la aplicación de estas habilidades humanas mientras que las máquinas se encargan de las tareas más rutinarias.

Los gobiernos desempeñarán un papel importante ayudando a capacitar a los trabajadores y adoptando reglamentos para atenuar las repercusiones negativas. La legislación puede ayudar a las compañías a identificar los trabajos con mayor probabilidad de ser automatizados y redirigir a los empleados afectados a programas de capacitación para adquirir nuevas habilidades.