Antecedentes

La inversión responsable, que a veces se conoce como socialmente responsable, sostenible, socialmente consciente o inversión de impacto, no es un concepto nuevo. Ser moral y éticamente consciente de las finanzas de uno puede rastrearse desde aproximadamente 1758, cuando la Sociedad Religiosa de los Amigos (cuáqueros) prohibió la participación en la comercialización de esclavos. De manera similar, John Wesley, padre fundador del metodismo, defendió el enfoque de la inversión responsable en su sermón “El uso del dinero”, el cual se enfocó en las filosofías antiguas de “...no dañes a tu vecino a través de tus prácticas comerciales...” y “...evita aquello que puede dañar la salud de tus trabajadores...”[1] La influencia religiosa continúa al día de hoy, con muchos inversionistas espirituales exigiendo que las carteras personales o profesionales eviten el uso de las llamadas “acciones pecaminosas” (sin stocks, por su nombre en inglés), las cuales normalmente se asocian con compañías que producen artículos con tabaco, licor o armas.

Mientras que las influencias religiosas en estrategia de inversión aumentan, otras opiniones y filosofías igualmente fuertes comienzan a tener un impacto sobre la inversión responsable moderna.

La turbulencia política de los años 60, como aquella en torno a la Ley de Derechos Civiles de 1964, ayudó a crear inquietudes iniciales que afectaron la filosofía y la inversión. Además de recelos partidistas crónicos, las demandas del inversionista responsable se han extendido para abordar inquietudes ambientales, incluyendo la contaminación del aire y el agua, la explotación de otros recursos naturales y las crecientes ansiedades con respecto al calentamiento global. Esta amalgama cada vez mayor de problemas e inquietudes ha evolucionado hasta convertirse en una importante oportunidad de desarrollo, tanto en los mercados de EE. UU. como en los mercados europeos.

El principio de responsabilidad puede ser un motivador importante en la planificación estratégica y con retornos más fuertes que demuestran una productividad efectiva, las fundaciones benéficas y otros vehículos de planificación de donación benéfica están explorando el potencial de adoptar la inversión responsable como parte de sus declaraciones de política de inversión.

Estrategia de inversión responsable

Dado el interés en la inversión socialmente responsable (SRI, por sus siglas en inglés), julio de 2016 el Consejo sobre Fundaciones y el Instituto de Fondos Comunes publicaron conjuntamente el Estudio de inversión responsable del Consejo de Fundaciones-Fondos Comunes. El extenso análisis de datos de 186 fundaciones estadounidenses privadas, públicas y comunitarias reveló que aproximadamente un tercio de este grupo ha implementado o se encontraba en el proceso de diligencia debida para analizar los conceptos de SRI para adoptarlos potencialmente en el gobierno de sus legados. Nosotros vemos esto como una afirmación poderosa que, dentro del ámbito base, la inversión responsable se considera una estrategia viable para cumplir las demandas reguladoras de la Ley Uniforme de Administración Prudente de Fondos Institucionales de 2006 (UPMIFA, por sus siglas en inglés). Si bien había apoyo para acoger y adoptar la estrategia de inversión asociada con la misión, parecía haber un segmento considerable dentro del grupo que aún se encontraba ansioso. Estos obstáculos incluían inquietudes tradicionales sobre rendimiento y retorno, incertidumbre de que las inversiones responsables sean congruentes con las obligaciones fiduciarias o una falta de comprensión percibida de las estrategias reales. De acuerdo con el estudio, el 31 % del grupo sintió que sus juntas de directores no eran conscientes de las diferencias entre la SRI y evaluaciones ambientales, sociales y de gobierno (ESG, por sus siglas en inglés). 

La estrategia de inversión responsable se está estudiando, considerando e implementando dentro de las fundaciones y la comunidad de planificación benéfica.

Aún así, numerosos artículos parecen apoyar los puntos de vista negativos de la inversión SRI por una variedad de motivos, incluyendo:

  • Las estrategias de SRI son excesivamente costosas debido al tiempo requerido para la evaluación previa y el monitoreo constante de cumplimiento.
  • El rendimiento máximo de una estrategia SRI es decepcionante debido a la combinación del gasto por cargos con el riesgo de una mayor concentración de un sector y la falta de diversificación. 
  • Es imposible alcanzar todas las metas esperadas de la inversión SRI debido a que la decisión definitiva sobre cuál es una acción pecaminosa y cuál es una acción segura se encuentra en manos del proveedor del fondo, a quien algunos asesores financieros no ven como un ente imparcial. 

Sin importar el gasto, el rendimiento o quien toma las decisiones de “malas acciones contra buenas acciones”, la estrategia de inversión responsable es tener un impacto sobre la planificación de donaciones benéficas y sobre los vehículos de donación planificada.

De hecho, existe un creciente interés en usar una estrategia de inversión de impacto como la donación benéfica real. 

Tan reciente como mayo de 2017, The Chronicle of Philanthropy publicó un artículo “¿Qué ocurre con las donaciones a medida que la inversión de impacto aumenta?” (“What Happens to Giving as Impact Investing Grows?”, por su nombre en inglés). El autor opina que la inversión de impacto puede tener un efecto sobre la planificación benéfica disminuyendo potencialmente subvenciones y donaciones reales. Un estudio de 2016 realizado por Lilly Family School of Philanthropy de la Universidad de Indiana y U.S. Trust indica que algunos donadores ricos ven la inversión de impacto como su donación, el 34 % la vieron como parte de su meta de donación y el 5 % reportó que este estilo de estrategia de inversión ha reemplazado su donación benéfica en general. De estos filántropos, el 60 % indicó que la inversión de impacto forma parte de su cartera, pero que todavía practican los medios más tradicionales de donación. Aunque el concepto de traer las varias consideraciones “responsables” aparentemente está teniendo una notoria influencia sobre las carteras de organizaciones sin fines de lucro y la donación a entidades benéficas, cuestionamos si este concepto está siendo acogido en vehículos de planificación de donación benéfica.

La responsabilidad y las obligaciones fiduciarias de la junta y del fideicomisario de una organización benéfica en virtud de la Ley Uniforme de Administración Prudente de Fondos Institucionales agrega otro nivel de presión sobre los fideicomisarios y las juntas en torno al rendimiento de la inversión de carteras benéficas y sin fines de lucro.

Una vez más, las inquietudes sobre la falta de diversificación meticulosa, gastos y rendimiento puede desempeñar un rol.

Cuando se consideran vehículos de planificación benéfica, en particular los llamados instrumentos benéficos de “ingresos en vida”, este nivel de estrés puede aumentar. El fideicomisario tiene una obligación con los beneficiarios del ingreso (en forma individual) del instrumento de donación benéfica, así como con la distribución máxima para la institución/instituciones benéficas indicadas y la intención filantrópica. Debido a que los otorgantes y los donadores de hoy continúan viendo la filantropía como otra plataforma para propagar sus puntos de vista políticos, sociales o ambientales, pueden surgir discusiones y preguntas sobre una estrategia SRI. Sin embargo, los vehículos de planificación de donación benéfica estructurados como fideicomisos por lo general no están sujetos a UPMIFA, sino que en su lugar están sujetos a las leyes estatales que rigen los fideicomisos y a sus fideicomisarios. Se requiere un análisis detenido de estas leyes estatales para determinar si una estrategia SRI es consistente con las obligaciones impuestas por la ley estatal. Los donadores y los fideicomisarios deben consultar con sus asesores legales y otros asesores profesionales antes de aventurarse a una estrategia SRI en un fideicomiso.

Dejando a un lado las impresiones y opiniones originales, sigue aumentando el apoyo de numerosas fundaciones comunitarias, federaciones y otras organizaciones matrices de filantropía altamente reconocidas.

La confianza ganada de la exploración de la diligencia debida ha ayudado a alentar a estas entidades benéficas a usar estrategias SRI dentro de sus propios legados y carteras que apoyan infraestructuras de donación planificada que ofrecen a la comunidad de donadores. Muchos de los proveedores de servicios financieros reconocidos, incluyendo PNC, han establecido robustas plataformas de SRI diseñadas para alcanzar las máximas metas benéficas de los vehículos de planificación de donaciones. Crecientes mejoras en el rendimiento general de la estrategia de inversión SRI, el aumento de apoyo de organizaciones matrices y el cambiante enfoque y requisitos de los donadores de hoy en día parecen indicar nuevos parámetros a considerar para generar pautas de inversión y construir carteras para vehículos benéficos. Para ese fin, el equipo de planificación de donadores, incluyendo asesores legales, tributarios, financieros y de donaciones benéficas, deben saber todo lo que puedan para acoger las metas humanitarias más concienzudas en sus metas benéficas actuales y continuas.

Para obtener más información, por favor, comuníquese con su asesor de PNC.