Los acuerdos prematrimoniales han sido considerados tradicionalmente como símbolos de desconfianza y control.

Sin embargo, a pesar de lo incómodas que pueden ser las conversaciones sobre los acuerdos prematrimoniales para las parejas y sus familias, son una forma eficaz de ayudar a mantener el patrimonio familiar, independientemente de cómo se defina, dentro de la familia que lo generó y permitir que dure durante muchas generaciones.

Los acuerdos prematrimoniales también pueden establecer un conjunto de normas, acordadas por todos, que rigen la disposición de ese patrimonio en caso de disolución del matrimonio (ya sea durante la vida de los cónyuges o tras el fallecimiento de uno de ellos).[1]

Aunque las familias y las parejas podrían mostrarse reacias a considerar un acuerdo prematrimonial, las discusiones en torno a un acuerdo de este tipo pueden ofrecer una oportunidad saludable para que una pareja discuta las finanzas de una manera abierta y productiva y para crear una filosofía conjunta en cuanto al patrimonio. Una conversación entre todas las partes, incluidos los padres, también puede ayudar a integrar a un futuro cónyuge a la familia. Pero el éxito solamente se logrará si todas las partes (la pareja, los padres y otras partes involucradas) entienden el proceso y se comprometen a mantener una comunicación confiada, franca y abierta, es decir, a escuchar y ser escuchados, con el compromiso de resolver los problemas sin herir los sentimientos y sin resentimiento.

¿Qué es un acuerdo prematrimonial?

Un acuerdo prematrimonial es un contrato entre dos personas que van a contraer matrimonio próximamente en el que acuerdan la disposición de sus bienes y un conjunto de normas para dicha disposición tanto durante el matrimonio como una vez terminado este (ya sea por fallecimiento o divorcio).[2]

Cada estado tiene sus propias leyes que dictan lo que sucede con la propiedad cuando un matrimonio se disuelve por divorcio y lo que el cónyuge superviviente debe recibir de los bienes del cónyuge fallecido. Estas leyes pueden diferir ampliamente de un estado a otro, y el estado en el que comienza un matrimonio puede no ser el estado en el que dicho matrimonio termina. Un acuerdo prematrimonial es la oportunidad que tiene una pareja de decidir qué sucederá si el matrimonio se termina (ya sea por divorcio o muerte) en lugar de depender de los dictados de la ley estatal.

Aunque este artículo se centra en los acuerdos realizados antes del matrimonio (de ahí el término "acuerdo prematrimonial"), algunas parejas desean especificar sus derechos y obligaciones en un acuerdo separado después de casarse, conocido como "acuerdo posmatrimonial".

Aunque no es el objeto de este artículo, las normas para hacer cumplir un acuerdo posmatrimonial pueden ser más estrictas que las de un acuerdo prematrimonial (ya que una vez casados, los cónyuges mantienen una relación fiduciaria entre sí). Las normas para crear y hacer cumplir los acuerdos prematrimoniales y posmatrimoniales se rigen por la ley estatal, que varía de un estado a otro.

¿Quién necesita uno?

Cualquier pareja puede crear un acuerdo prematrimonial. Sin embargo, dichos acuerdos son especialmente comunes cuando una persona (o la familia de una persona) tiene muchos más activos o deudas que la otra. Una pareja también podría querer un acuerdo prematrimonial cuando una persona o la familia de una persona es propietaria de una empresa familiar. Las personas con hijos de relaciones anteriores también crean acuerdos prematrimoniales para permitir que algunos o todos los bienes de los padres permanezcan con los hijos de esa persona (lo que también puede incluir a los hijos del nuevo matrimonio).

Incluso parejas que al principio tienen pocos bienes pero tienen el potencial de obtener más pueden desear crear un acuerdo prematrimonial. Imagínate, por ejemplo, dos jóvenes profesionales (uno es abogado y el otro médico) que están empezando su carrera y quieren casarse. Aunque tienen pocos bienes y bastante deuda estudiantil, cada uno desea conservar sus propias ganancias creadas por el valor de su educación. En tal caso, la pareja podría acordar que cada uno conservaría las ganancias y el potencial de ingresos futuros de esa persona, incluso si el matrimonio terminara en divorcio.

Puntos clave: manutención y división de activos

La mayoría de los acuerdos prematrimoniales abordan dos puntos claves: la división de los activos (definición y división de los bienes conyugales entre los dos cónyuges) al final del matrimonio, y la manutención (pagos continuos de un cónyuge al otro) al disolverse el matrimonio. Un abogado debe ayudar a definir estos términos, comprender las leyes que los rigen y revisar cómo se gravarán dichos pagos. Un abogado también aportará sugerencias basadas en la situación específica de la persona.

La manutención conyugal o pensión alimenticia es un pago que realiza un cónyuge que se divorcia de otro, generalmente por un periodo de años tras la disolución del matrimonio por el divorcio.

El monto de la manutención, la duración de la misma y todo aumento de la manutención durante ese período son todos aspectos separados que deben considerarse. Algunos estados calculan la cuantía de la manutención combinando los ingresos de ambos cónyuges de todas las fuentes y ordenando que se asigne un porcentaje a cada uno de ellos. La definición de "ingresos" incluye no solo el salario, sino también otras formas de ingresos, como los ingresos por inversiones (intereses y dividendos).

Hay muchas maneras en que el abogado de un cliente puede redactar una disposición de manutención en un acuerdo prematrimonial. La pareja puede fijar un tope a sus ingresos a los efectos de la fórmula, excluir ciertos tipos de ingresos de la fórmula o establecer porcentajes específicos que se aplicarán a la cuantía de los ingresos (independientemente de cómo se determinen). Algunos pueden pedir a un futuro cónyuge que renuncie a la manutención por completo o que renuncie a esta a menos que la pareja tenga un hijo. Es importante mencionar que la manutención conyugal es diferente de la manutención de los hijos: la manutención de los hijos no se puede regir por un acuerdo prematrimonial.

La división de activos tras la terminación del matrimonio (ya sea por divorcio o por muerte), es otra parte importante de un acuerdo prematrimonial. Si no hay un acuerdo prematrimonial, las leyes estatales definen cómo se dividen los activos tras un divorcio. Hay dos sistemas generales para dividir la propiedad tras un divorcio: los sistemas del derecho común y los sistemas de propiedad comunitaria.[3] Por supuesto, los matices de la legislación de cada estado pueden significar que incluso estados que utilizan el mismo sistema general (propiedad comunitaria o derecho común) podrían clasificar la propiedad de manera diferente. Es fundamental, antes de concertar un acuerdo, consultar a un abogado experimentado y autorizado para ejercer en el estado cuya ley rige el acuerdo, a fin de que no se pasen por alto los matices de la ley local.

Aunque se trata de una simplificación excesiva, en general en los estados con regímenes de propiedad comunitaria, los bienes adquiridos después del matrimonio son propiedad de cada uno de los cónyuges en partes iguales.[4] Los activos que se adquieren antes del matrimonio pueden ser categorizados como propiedad separada o algún tipo de propiedad mixta. Por otra parte, y aunque de nuevo es una simplificación excesiva, en los estados que se rigen por el derecho común, los bienes matrimoniales se dividen generalmente de manera equitativa (distribución equitativa); en esencia, esto significa que el tribunal que disuelve el matrimonio decide lo que constituye la división justa de los bienes. Los activos considerados bienes conyugales suelen estar sujetos a división, mientras que los activos considerados bienes separados no suelen estar sujetos a división. Sin embargo, en algunos estados, los tribunales pueden examinar los bienes separados de un cónyuge al determinar una división equitativa de los bienes conyugales. Aunque los estados pueden definir de manera diferente los activos que constituyen bienes separados, muchos estados incluyen en la definición de bienes separados los activos adquiridos antes del matrimonio, los regalos recibidos antes o durante el matrimonio y las herencias recibidas antes o durante el matrimonio. Algunos estados no reconocen el concepto de propiedad separada, lo que podría dar lugar a que todos los activos, independientemente de cómo se hayan adquirido, estén sujetos a división.

Los ingresos derivados de la propiedad separada y el crecimiento incremental de esta podrían generar complejidad adicional a la hora de crear un acuerdo prematrimonial. Muchos estados permiten que la apreciación de los bienes separados ganados o acumulados después del matrimonio se divida entre los cónyuges que se divorcian. Además, al determinar el ingreso sujeto a división en el cálculo de la manutención, algunas leyes estatales incluyen los ingresos de la propiedad separada. Incluso los ingresos de los fideicomisos, en algunas circunstancias, pueden considerarse como ingresos familiares al determinar la manutención conyugal apropiada.

Al igual que en el caso de la provisión de manutención para un excónyuge, el acuerdo prematrimonial puede cambiar las normas de la ley estatal con respecto a la división de los bienes. El acuerdo puede definir qué activos (o clases de activos) son bienes separados no sujetos a división; limitar qué bienes (o cuánto valor) pueden asignarse a un cónyuge; incluir una escala móvil, asignando más bienes a un cónyuge en un matrimonio más largo; o proporcionar alguna otra división exclusiva de la pareja y sus activos. Un acuerdo prematrimonial es esencial para determinar cómo se dividen los bienes entre los cónyuges que se divorcian, permitiendo a cada uno de ellos clasificar ciertos bienes, como las participaciones en el negocio familiar, los fideicomisos y sus ingresos, las licencias profesionales y los ingresos derivados de ellas, y los bienes heredados como bienes separados no sujetos a división en un divorcio.

Casi todos los estados prohíben a un difunto desheredar a su cónyuge.[5] La forma en que se calcula la suma pagadera al cónyuge superviviente y los bienes que se incluyen en el cálculo pueden variar considerablemente de un estado a otro. Es importante señalar que los conceptos de propiedad conyugal y propiedad separada pueden no aplicarse cuando un cónyuge fallece, ya que muchos estados calculan la parte que le corresponde al cónyuge superviviente sobre la base del valor de los bienes que se poseen al fallecer, cualquiera que sea la fuente adquirida.

Además, dejar un fideicomiso para el cónyuge superviviente puede no satisfacer el derecho de ese cónyuge a recibir bienes del cónyuge fallecido, lo que permite al cónyuge superviviente elegir recibir la parte mínima de la ley estatal en forma directa y renunciar al fideicomiso que se habría creado en virtud del testamento del cónyuge fallecido.

Los derechos del cónyuge superviviente pueden ser objeto de renuncia en un acuerdo prematrimonial.[6] En consecuencia, si uno de los cónyuges tiene activos (por ejemplo, una participación en un negocio, una casa heredada, reliquias familiares, patrimonio adquirido antes del matrimonio) que desea legar a alguien que no sea su cónyuge, o si el testamento de un cónyuge deja activos en fideicomiso para el cónyuge superviviente, es fundamental que se ejecute un acuerdo prematrimonial que disponga la renuncia a los derechos del cónyuge tras su fallecimiento. Por supuesto, en un acuerdo prematrimonial también se puede exigir al difunto que proporcione al cónyuge superviviente un monto mínimo que difiera del exigido por la ley del estado (incluso, tal vez, un monto mayor que el mínimo de la ley del estado).

Revelación de activos

Aunque la mayoría de las familias prefieren mantener en privado la información relativa a sus finanzas familiares, el hecho de no revelar plenamente los activos cuando se prepara un acuerdo prematrimonial puede poner en peligro la validez del acuerdo. La renuncia de derechos generalmente no es válida si no se hace con el pleno conocimiento de aquello a lo que se está renunciando. El hecho de que una persona que celebre un acuerdo prematrimonial no revele plenamente sus activos y expectativas, incluido su valor, podría invalidar el acuerdo. Tales divulgaciones pueden resultar incómodas y podrían acelerar conversaciones que una de las partes, o ambas, no están preparadas para tener. La divulgación puede incluso requerir que los padres o los abuelos revelen a sus hijos o nietos información financiera que anteriormente no se había revelado (incluso información que tal vez no quieran revelar).

Es esencial que cada persona comprenda bien los diferentes activos y estructuras de propiedad que conforman el patrimonio de su familia:

  • La pareja comprometida debe estar preparada para divulgar todos los activos que actualmente poseen, incluyendo el valor de dichos activos. Esta revelación incluiría los derechos de propiedad en entidades comerciales familiares u otro tipo de entidades privadas, junto con el valor de la participación. Incluso podría ser necesario obtener un avalúo comercial de un experto en avalúos para apoyar la divulgación.
  • La pareja comprometida debe estar preparada para revelar todos los fideicomisos en los que cualquiera de los dos tenga un interés beneficioso, ya sea actual o contingente, y el valor de los activos del fideicomiso. Es posible que haya que revelar una copia del instrumento por el que se establece el fideicomiso (o un resumen de las condiciones del mismo).
  • Podría resultar necesario divulgar herencias potenciales futuras.

Recuerda, los requerimientos de divulgación pueden ser complicados y varían de estado a estado. Por lo tanto, es necesario que cada persona contrate a un abogado especializado en derecho matrimonial en el estado cuya ley regirá el acuerdo para cumplir con la divulgación adecuada de los activos y pasivos.

Asesoría

Cada una de las personas que celebran un acuerdo prematrimonial deben estar representadas por un abogado separado. Al considerar si las circunstancias relativas a la ejecución de un acuerdo prematrimonial no eran justas, lo cual podría resultar en la invalidación del acuerdo,

“El factor que se menciona con más frecuencia, y al que quizá se le ha dado más peso, ha sido el acceso de la parte reclamante a un abogado independiente antes de dar su consentimiento a los términos del contrato. En una jurisdicción se ha sostenido que, tanto en virtud del derecho común como del régimen legal que lo reemplaza, ambas partes deben tener la oportunidad de consultar con un asesor jurídico de su propia elección como requisito previo a la ejecución de un acuerdo prematrimonial que regule los bienes o la manutención en un procedimiento de disolución posterior”.[7]

No obstante, "la mayoría de los tribunales han indicado con mayor probabilidad que el acceso a un abogado era un factor que debía considerarse junto con todos los demás, ya sea diciéndolo expresamente o adoptando implícitamente ese enfoque al examinar otras circunstancias, así como la disponibilidad de asesoramiento jurídico".[8]

Elección del momento oportuno

Es más probable que un tribunal confirme un acuerdo prematrimonial cuando las partes han tenido un tiempo "suficiente" para revisar los términos del acuerdo con un abogado. Por supuesto, lo que constituye "suficiente" lo determina el tribunal que revisa el acuerdo prematrimonial y los hechos y circunstancias de su ejecución.

Se ha determinado que presentar primero el acuerdo al cónyuge demandante el día de la boda de las partes no ofrece suficientes oportunidades para consultar a un abogado, mientras que presentar el contrato entre 1 día y 1 semana antes del día de la boda de las partes ha dado lugar a conclusiones diferentes, ya que algunos tribunales consideran que ese intervalo es suficiente para que el cónyuge demandante obtenga un asesoramiento independiente, pero otros tribunales sostienen que ese plazo anula la inclinación del cónyuge demandante a buscar un abogado. Cuando un cónyuge vio por primera vez el acuerdo hace más de una semana, o bien durante un período de tiempo no revelado que presumiblemente superó la semana, antes de firmarlo, ese intervalo se ha considerado suficiente para ofrecer al cónyuge demandante la oportunidad de solicitar la asistencia de un abogado.[9]

El momento (junto con otras circunstancias) en que se firmó un acuerdo prematrimonial puede determinar si el acuerdo se firmó voluntariamente.

Aunque algunos [tribunales] han invalidado acuerdos negociados en el último minuto debido a negociaciones injustas, existe una tendencia preocupante a aprobar dichas negociaciones. Tales tácticas ponen a la parte a la que se le presenta el contrato en el último minuto en una situación muy difícil. En la práctica, es casi imposible encontrar un abogado en esa fecha tan tardía. Dado el frenesí de muchos fines de semana de bodas, probablemente hay poco tiempo para considerar la negociación de cualquier cambio. Además, este no es el momento en que se debe pedir a las personas que tomen una decisión financiera importante, como la de firmar un acuerdo prematrimonial.[10]

California considerará que un acuerdo prematrimonial fue firmado voluntariamente sólo si a la persona a la que se le pide que renuncie a sus derechos se le da por lo menos una semana después de que se le presente el acuerdo por primera vez. El American Law Institute [Instituto de Derecho Americano] ha propuesto un periodo de al menos treinta días antes de la fecha del matrimonio.[11]

Por supuesto, un acuerdo forzado no es válido.

Proceso de los acuerdos prematrimoniales

Cada familia es diferente, y no hay una manera única para realizar un acuerdo familiar. Cada acuerdo prematrimonial debe adaptarse a las circunstancias particulares de la pareja y a las necesidades de la familia. De todas maneras, a continuación te presentamos un resumen que puede ser de ayuda con el proceso de acuerdos prematrimoniales.

  • Poco después de comprometerse, debería presentarse el concepto de un acuerdo prematrimonial.
    • La idea de un acuerdo prematrimonial debe ser discutida por la pareja comprometida: no es necesario considerar todos los aspectos específicos, pero el concepto debe ser presentado.
    • Ambas partes deben discutir por qué un acuerdo es importante y por qué podría resultar necesario.
    • La discusión debe ser amigable y tratar de disipar los miedos y ansiedades.
  • Una vez que ambas partes hayan decidido celebrar un acuerdo prematrimonial, cada una debe contratar su propio abogado.
    • Entrevistar por separado a los abogados.
      • Usa un especialista en derecho matrimonial. No uses el abogado comercial o general de la familia (incluso si los miembros de la familia insisten).
      • La relación entre el cliente y el abogado es extremadamente importante, por lo que es mejor seleccionar un abogado con quien sea fácil trabajar.
      • Cada una de las partes debe estar preparada para examinar sus activos y pasivos en la reunión inicial (incluidos los intereses beneficiosos en los fideicomisos y los activos comerciales).
      • Cada parte debe ponerse en contacto con su contador y sus asesores financieros (incluso antes de la reunión inicial) para preparar un balance personal y proporcionar estados de cuenta y otra información.
    • Contratar un abogado.
      • Comprende los términos de la interacción y ten un acuerdo por escrito con el abogado.
      • Pide al abogado que te aconseje sobre las leyes del estado en materia de matrimonio, propiedad y derechos en caso de muerte. Las preguntas para hacer incluyen:
        • ¿Cuáles son las leyes estatutarias de mantenimiento y separación de bienes en el estado?
        • ¿Qué se considera propiedad conyugal y propiedad separada en el estado?
        • ¿Qué es necesario conocer sobre los ingresos fiduciarios y herencias futuras?
        • ¿Impide la ley estatal que el cónyuge superviviente sea desheredado?
        • Según la ley estatal, ¿qué parte del patrimonio del difunto debe pasar al cónyuge superviviente?
    • Cada cónyuge debe contar con representación por separado. Si una parte habla con un abogado, ese abogado (por lo general) no puede representar a la otra parte.
    • Si hay una gran disparidad de bienes, una de las partes puede pagar los honorarios de ambos abogados.
  • Una vez que ambas partes han contratado abogados, se trata de trabajar con los abogados para negociar un acuerdo. Durante las negociaciones:
    • Cada parte debe divulgar sus activos a la otra parte. Por lo general, se adjuntarán al acuerdo prematrimonial estados de cuenta en los que se enumeran los activos y pasivos de cada una de las partes (incluidos sus valores) como elementos de prueba.
    • La pareja comprometida debe sostener una conversación abierta y honesta sobre esos activos.
    • Como parte de este proceso, los padres de la pareja comprometida pueden necesitar tener conversaciones abiertas y honestas sobre los activos familiares con su hijo que está suscribiendo el acuerdo.
    • La pareja comprometida puede discutir cuáles serían los términos justos de su acuerdo.
    • Los temas difíciles pueden ser negociados por los abogados. De ser posible, evita las negociaciones directas. Las discusiones personales sobre temas difíciles deben ser evitadas.
  • Finalización y firma.
    • Ejecuta los documentos conforme a la ley estatal.
  • Después del matrimonio y más allá.
    • Consulta con tu asesor financiero al obtener la propiedad de activos nuevos. Tomar la propiedad incorrectamente puede violar el acuerdo o convertir inadvertidamente un activo que se pretendía que fuera propiedad separada en propiedad matrimonial.
    • Evita mezclar activos. Por ejemplo, si una herencia es una propiedad separada, no deposites la herencia en una cuenta conjunta. Si tal acción no convierte la herencia en propiedad conyugal, como mínimo será difícil determinar qué parte de la cuenta es propiedad separada y qué parte es propiedad conyugal en caso de divorcio.
    • El divorcio se rige por las leyes del estado en el que se presenta el divorcio. Antes de mudarte, contrata un abogado del estado nuevo para que te asesore sobre los derechos y obligaciones tras la mudanza.

Un acuerdo prematrimonial puede ser el catalizador para crear una estrategia financiera compartida.

Podría crear un conjunto de reglas acordadas para la división de los bienes cuando el matrimonio termine (ya sea por divorcio o por fallecimiento). 

Una pareja que decide casarse sin sostener una conversación abierta y honesta sobre estas cuestiones importantes podría estar en desventaja.