Para muchas personas, la meta principal de invertir es generar retornos positivos; rara vez, o nunca, un inversionista procurará inversiones para el propósito explícito de contraer pérdidas. Sin embargo, dado que en el corto plazo los títulos valores individuales pueden atravesar una volatilidad en los precios, lo que podría dar lugar a la disminución de la valoración a corto plazo, es posible que algunos inversionistas opten por aplicar una práctica que comúnmente se conoce como la recolección de pérdidas fiscales.

La recolección de pérdidas fiscales es una práctica en la que un inversionista vende un título cuyo valor ha disminuido con respecto al valor por el cual lo adquirió inicialmente y, al hacerlo, incurrirá en una pérdida de capital. Después de la venta de dicho activo, el inversionista utiliza el dinero en efectivo proveniente de la venta del título para comprar un activo similar al que recién vendió (la similitud se puede definir de muchas maneras, lo que incluye la clase de activo, el riesgo o la exposición geográfica). Al adoptar este enfoque de dos pasos, el inversionista puede conservar su estrategia de cartera original al mismo tiempo que genera una pérdida de capital, lo que puede ayudar a compensar las ganancias de capital y reducir los impuestos. En este caso resulta necesaria una advertencia. Al emplear esta estrategia, es importante evitar habilitar las “reglas de venta ficticia”, las cuales (si se habilitan) pueden limitar la capacidad que el inversionista tiene para usar la pérdida generada por la venta de un activo.

Si bien la recolección de pérdidas fiscales puede parecer relativamente compleja, al trabajar con un asesor una persona tiene la posibilidad de lograr sus metas antes del momento en que las lograría sin la recolección de pérdidas fiscales, debido al impacto compuesto que la reducción de las obligaciones fiscales tienen con el tiempo. Recomendamos que los inversionistas consulten con un profesional de impuestos al considerar las consecuencias que una estrategia de inversión tendrá en su situación financiera particular.

Una pérdida de capital, que es lo contrario a una ganancia de capital, se produce cuando un inversionista vende un activo subyacente por un precio menor que la base de costo por la cual se adquirió. Dichas pérdidas pueden ser sumamente valiosas para los inversionistas, ya que pueden utilizarse para compensar las obligaciones fiscales generadas por las ganancias provenientes de la venta de otros activos de capital, dividendos y un monto limitado de ingresos ordinarios.

Los inversionistas pueden transferir las pérdidas de capital de tal manera que si un inversionista no utiliza todas las pérdidas de capital contraídas durante el año fiscal actual, tiene la posibilidad de utilizarlas en años posteriores. Es importante que los inversionistas colaboren con asesores fiscales y de inversión al considerar cómo las pérdidas de capital pueden afectar su situación financiera personal.

Para ilustrar este concepto, considere las siguientes dos circunstancias que demuestran el poder de la recolección de pérdidas fiscales (suponga que se han conservado todos los activos durante por lo menos un año):

Jane empieza el año con una cartera de inversión valuada en $1 millón. Durante el transcurso del año, los mercados financieros sufren cierta volatilidad a corto plazo y en un punto el valor de su cartera de inversión había presentado una disminución del 10 %, lo que dejó el valor de su cartera en $900,000. El asesor de inversiones de Jane le ayudó a sacar el máximo provecho a esta volatilidad a corto plazo al vender los títulos individuales que habían contribuido a la reducción de $100,000 del valor de su cartera, generado así una pérdida de capital a largo plazo de $100,000 para Jane. Suponga además que Jane reinvirtió los ingresos de la venta en activos similares a los que fueron vendidos y no se habilitaron las reglas de venta ficticia. Una vez que el asesor de Jane reequilibró su cartera, el mercado se recuperó y el valor de la cartera de Jane tuvo un aumento del 17 %. Durante el transcurso de la recuperación, el asesor de Jane administró activamente la cartera, lo que dio lugar a $50,000 en ganancias de capital generadas a largo plazo, y al final del año dejó su cartera con un valor de $1.05 millones. Cuando llegó el momento para que Jane presentara su declaración de impuestos, no adeudaba ningún impuesto sobre ganancias de capital de su cartera porque pudo utilizar $50,000 de su pérdida de capital a largo plazo de $100,000 para compensarlos contra su ganancia de capital de $50,000. Además, Jane ahora tiene $50,000 en pérdidas de capital que puede trasladar a años posteriores y usar dicho monto en el futuro para compensarlo contra las ganancias de capital o (en una medida limitada) contra los ingresos ordinarios.

Ahora considere un inversionista diferente: John. Al igual que Jane, John también tiene una cartera de inversión que empezó el año con $1 millón y que posteriormente tuvo una pérdida del 10 % en cierto punto del año. Sin embargo, a diferencia de Jane, John no vendió ninguno de los títulos que perdieron valor durante el transcurso del año, aunque sí realizó cambios a su cartera mientras esta tuvo una recuperación del 17 % durante el resto del año. Dichos cambios dieron lugar a $50,000 en ganancias de capital a largo plazo y dejaron el valor de la cartera de John en $1.05 millones al final del año, tal como el de la cartera de Jane. Cuando John preparó su declaración de impuestos tenía un adeudo de $7,500 en impuestos sobre ganancias de capital (los $50,000 de ganancias de capital multiplicados por la tasa del impuesto sobre ganancias de capital a largo plazo del 15 % utilizado para los propósitos de este ejemplo).

Jane y John tuvieron resultados similares en cuanto a cómo sus carteras disminuyeron y luego recuperaron valor. Al final sus carteras tenían el mismo valor, pero debido a que el asesor de Jane recolectó las pérdidas proactivamente durante el año, su rendimiento después de impuestos de hecho fue más alto (5.0 % para Jane, frente a 4.25 % para John). Ella además creó un beneficio fiscal futuro a través de la pérdida de capital diferida que podrá utilizar a futuro.

Si bien la recolección de pérdidas fiscales puede parecer relativamente compleja, al trabajar con un asesor una persona tiene la posibilidad de lograr sus metas antes del momento en que las lograría sin la recolección de pérdidas fiscales.

Conclusión

Existen muchas consideraciones técnicas diferentes para tener en cuenta al considerar cómo utilizar una estrategia de recolección de pérdidas fiscales (lo que incluye la programación de la venta de activos, las asignaciones de clases de activos y la selección de inversiones). Al asociarse con un asesor que realice la recolección de pérdidas fiscales, los inversionistas pueden aumentar la probabilidad de lograr sus metas financieras al gestionar sus obligaciones fiscales en el contexto de su situación financiera particular.