Transcripción

Amanda Agati:  

En el lapso de apenas unas cuantas semanas, hubo tres quiebras bancarias en los Estados Unidos, y se presentó el acuerdo del rescate de emergencia mediante el cual UBS adquirió Credit Suisse y el aumento de las tasas de interés de parte de la Fed en la lucha contra la inflación. En la edición de este mes de “Adding Alpha”, analizamos lo que todo esto significa para los inversionistas.

La reunión de la Fed del mes de marzo intensificó las dos preocupaciones primarias de los inversionistas. La primera es que la inflación sigue siendo demasiado elevada, por lo que la Fed continuará aumentando las tasas, y la segunda es que empiezan a aparecer fisuras en la economía debido a la rapidez con la que han aumentado las tasas de interés.

Desde hace mucho tiempo hemos dicho que nuestra principal preocupación es que la Fed está peleando una batalla que al final no podrá ganar si este tipo de inflación generada por la pandemia tiene el control. Esto está haciendo que sus herramientas oficiales normales, como el aumento de las tasas de interés, sean menos eficaces. Por ello es preocupante, considerando el más reciente informe del CPI, que indica que la inflación sigue siendo de aproximadamente un 6 %, y que la inflación básica, al excluir los sectores de alimentos y energía, sigue siendo de aproximadamente un 5.5 %.

Ambas se encuentran muy por encima de los objetivos a largo plazo de la Fed. Por lo que no es de sorprender que la Fed haya aplicado un aumento de 25 puntos base a las tasas durante su última reunión, y Powell indicó que no se tienen planes de reducir las tasas en 2023. Dado que las tasas de interés se encuentran en su máximo nivel en 15 años, era inevitable que se abriera una fisura en la economía, y eso es lo que hemos observado con las recientes quiebras bancarias.

No podemos esperar pasar de 0 a 4.75 % en tan solo 12 meses sin generar cierto nivel de daño en la economía. El mismo Powell dijo esto el verano pasado durante el discurso que pronunció en Jackson Hole.

Ahora se observa que se está ensanchando debido a que la confianza del consumidor está disminuyendo nuevamente, las ventas minoristas se están desacelerando y las tasas de crecimiento de producción industrial se están volviendo negativas en marzo. Hablando en términos generales, el sistema bancario en su totalidad aún parece muy sólido, pues la calidad del crédito es buena y existen muchos activos de alta calidad en comparación con los depósitos.

Pero las recientes quiebras bancarias destacan el aumento de la tensión en el sistema financiero, lo cual se deriva de las tasas de interés más altas y, como resultado, se espera que esta siga ajustando las condiciones crediticias y financieras debido al crecimiento más lento de los préstamos, la ampliación de los diferenciales de crédito y, en última instancia, los costos más altos implicados en la solicitud de préstamos. Es difícil cuantificar con precisión el ajuste adicional que se producirá, ya que una de las principales variables es una completa incógnita, y esa es, desde luego, la actividad de préstamos.

Pero varios análisis sugieren que podría haber un ajuste adicional de incluso 50 o 100 puntos base. Sabemos que esto tiene un impacto, y Powell definitivamente concuerda con dicha evaluación. Al combinarse, todas estas variables ponen a los legisladores en una posición muy complicada.

La tasa terminal del diagrama de puntos no presentó cambios respecto del panorama de la Fed en diciembre, pues se mantiene en 5.1 %, lo que indica que aún tiene planes de quizás aplicar un incremento más a las tasas y luego hacer una pausa, pero definitivamente no tiene planes de reducir las tasas en 2023. Y a pesar de la más reciente orientación a futuro de la Fed y, nuevamente, en gran medida tal como se observó en 2022, el mercado y la Fed no están en sintonía.

El mercado prevé que la Fed haga una pausa en mayo y posiblemente empiece a reducir las tasas tan pronto como el mes de junio. Esa discordancia entre las expectativas de los inversionistas y la orientación de la Fed de hecho está provocando que la volatilidad de las tasas de interés supere los niveles del año pasado. Es incluso mayor de lo que ocurrió en marzo de 2020, y actualmente estamos ingresando al plano de la volatilidad al nivel de 2008. 

Entonces, ¿qué debe hacer un inversionista ante una volatilidad tan alta y un trayecto futuro que al parecer es cada vez más incierto? En este periodo, de verdad nos estamos enfocando en las exposiciones de calidad en el caso de las acciones y los bonos. En cuanto a las acciones, se está observando compañías cuyos balances generales son sumamente sólidos que pueden generar un crecimiento de ganancias constante, incluso cuando las cosas se complican y tienen poco apalancamiento, por lo que no se ven tan afectadas por el aumento continuo de las tasas de interés.

En cuanto a la renta fija, creemos que es muy buena idea reducir la exposición a los préstamos apalancados y al crédito que sea inferior al grado de inversión, lo que, aunque resulte difícil de creer, de hecho le ha funcionado muy bien a los inversionistas durante los últimos años. Pero creemos que el trayecto futuro de dichas exposiciones luce menos atractivo en comparación a la renta fija de grado de inversión de alta calidad, en particular a medida que continuamos avanzando en un trayecto de crecimiento desacelerado rumbo a la recesión.