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Bancos predecesores

 

Riggs Bank

En 1836, William Wilson Corcoran abrió una casa de corretaje de billetes en Washington, D.C. En cuatro años, tomó un nuevo socio, George Washington Riggs, para formar Corcoran & Riggs como un banco privado. Juntos, esperaban atender a los inversionistas locales, especialmente a los funcionarios electos y designados del gobierno federal. Alcanzaron un éxito inmediato, que permitió a Corcoran abandonar la empresa y dedicarse a actividades filantrópicas en 1854. Con G.W. Riggs a la cabeza, Riggs & Co. plantó las semillas del futuro del banco. Riggs se convirtió en el banco más grande de la ciudad, sirviendo tanto a ciudadanos comunes como a políticos prominentes.

Corcoran & Riggs aprovechó las oportunidades que le brindó el cierre del Second Bank of the United States. La nueva casa bancaria compró la sucursal de Washington del banco federal, que luego se convirtió en un símbolo de la relación de Corcoran & Riggs con el gobierno federal. Entre 1847 y 1848, Corcoran & Riggs financió la Guerra de Estados Unidos-México, recaudando $5 millones de comerciantes y financistas europeos ($12.25 mil millones en dólares de 2006) y a su vez prestando ese monto al gobierno federal. Veinte años después, al final de la Guerra Civil, el gobierno federal solicitó otra gran transacción a Riggs & Co. Al carecer de la confianza en el suministro de dinero de EE.UU. en 1867, el ministro ruso requirió $7.2 millones en lingotes de oro ($10.12 mil millones en dólares de 2006) para el pago de Alaska.

Estas transacciones otorgaron prestigio a Riggs & Co. Congresistas, presidentes y oficiales militares confiaron sus cuentas a Riggs & Co. La mayoría de los presidentes de mediados del siglo XIX, incluyendo a John Tyler, James Polk y Abraham Lincoln, depositaron sus cheques de pago en Riggs & Co. Los senadores que finalmente lucharon en la Guerra Civil en bandos opuestos (Jefferson Davis de Mississippi y Salmon P. Chase de Pensilvania, por ejemplo) se pusieron de acuerdo en que Riggs & Co. fuera su banquero. Los oficiales militares, como el General John J. Pershing y el General Douglas MacArthur, confiaron en Riggs para manejar sus necesidades financieras cuando estaban al mando en el campo de batalla y luego a su regreso.

El inicio del siglo XX marcó un punto de inflexión para Riggs. Recibió una carta de constitución como banco nacional, comenzó a vender sus acciones públicamente y asumió un nuevo liderazgo. Su presidente, Charles Glover, inició la construcción de una nueva sede en la Avenida Pennsylvania, directamente adyacente a la antigua sede y frente al Tesoro de los Estados Unidos. A medida que el Riggs National Bank amplió sus servicios y su base de clientes, mantuvo su influencia en los asuntos fiscales y monetarios. Glover influenció en la aprobación de una serie de reformas que finalmente condujeron a la creación de la Reserva Federal. Su sucesor, Robert V. Fleming, gozó de la confianza de varios presidentes de los Estados Unidos, entre ellos Franklin D. Roosevelt, Harry S. Truman y Dwight D. Eisenhower.

Como otros bancos, Riggs amplió sustancialmente sus servicios a la creciente clase media después de la Segunda Guerra Mundial. Abrió nuevas sucursales y ofreció hipotecas, préstamos para automóviles y otras formas de crédito para servir al área metropolitana de Washington. Financió negocios como Marriott, Woodward & Lothrop y la Corporación de Desarrollo de la Avenida Pennsylvania. Riggs continuó su relación especial con el gobierno, ya que proporcionó servicios básicos al Fondo Monetario Internacional, a la Administración de Veteranos y al Tesoro de los Estados Unidos. En mayo de 2005, PNC Financial Services adquirió Riggs Bank.

 

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